Si te preguntas, de dónde nace lo sobrenatural en la literatura, empecemos por aclarar que en relación con lo que para todos se toma en sentido figurado, en lo fantástico, este se asume como literal.
Mencionemos en este escrito, algunos elementos de la literatura que nos encontramos al componer el discurso “fantástico”. Igualmente, se mostrarán al menos 3 funciones de este género.
Literatura Fantástica
Podríamos definir la literatura fantástica (que no es la misma de fantasía), como aquella que se da solo cuando ocurre un hecho sobrenatural. Así, cuando algo que es imposible comprender con el pensamiento lógico se presenta, estamos hablando de una obra con elementos de lo fantástico.
Figuras retóricas en lo fantástico
Si algo queda claro para estudiosos del tema como Tzvetan Todorov, es que, las figuras retóricas están ligadas a este hecho de lo fantástico. Esto de diversas maneras, como la imagen figurada, la hipérbole o la exageración, pero todo llevado a estricto sentido sobrenatural.
¡Ay, lúgubre y terrible máquina de horror y de crimen, de agonía y de muerte!
Exageración. El Gato Negro: Edar Allan Poe
Así, en el discurso de lo fantástico, se recurre a estas figuras porque en ellas, el propio movimiento, encuentra su origen y forma de expresarse por entero. Lo sobrenatural entonces no solo se vale del lenguaje, sino que nace de este mismo como
Funciones en la literatura
La literatura también cumple unas funciones y, en lo fantástico, son particularmente especiales. Veamos tres específicas que es necesario resaltar.
- Lo fantástico produce un efecto particular sobre el lector: miedo y horror. Aunque, también puede ser simple curiosidad de responder a la interrogante de “¿Y sí…?”; algo que muchos géneros no pueden suscitar
- También sirve a la narración, esto porque mantiene el suspenso. Además, la presencia de elementos fantásticos, permite una organización particularmente ceñida a la intriga: Lo que se narra ¿Es real o no?
- En esta creación literaria se tiene, finalmente, permite describir un universo fantástico que no tiene por qué tener una razón lógica o una realidad exterior. Así, tanto el lenguaje y las descripciones que hace, no tienen una naturaleza que deba ceñirse expresamente a lo real.
Por: Roxana Jiménez